lunes, 31 de diciembre de 2018

De Roma a Chicago

Y para darle la bienvenida al Año y despedir al que se ha marchado con cajas destempladas, nada mejor que una de exorcismos. Y es que, en América por lo menos, está al alza. El espíritu maligno al que mi tocaya, Mercedes McCambridge, insuflara vida en la memorable película del 73, el malo malísimo del Innombrable, ha vuelto a habitar entre nosotros. Males como las drogas, el descreimiento y las llamadas a la vida de ultratumba han atraído las fuerzas del mal. Por eso, el Vaticano no da abasto y ya ha sacado a la calle un regimiento de religiosos autorizados para lidiar con ellas. En la archidiócesis de Chicago ya se imparten cursos de exorcismo y la Universidad Norteamericana de Roma también ofrece este tipo de sesiones. 

Interior view of church, San Pedro Macati

Los que más acuden a estas purgas son los que han sido víctima de abusos sexuales. Desconozco si los que han sido víctimas de la Iglesia también acuden a ellas. Un 80% de los casos. Para asegurarse de que están tratando un caso de posesión verdadera los padres han aunado esfuerzos con profesionales de la salud, especialmente psicólogos y psiquiatras, ya que en bastantes ocasiones han metido la pata y resulta que estaban tratando a una víctima de desorden bipolar o a una persona aquejada de esquizofrenia. A veces, el poseído, después de darse cabezazos contra la pared, es capaz de calmarse, aunque la calma no es eterna y desgraciadamente le sobreviene la posesión. 

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