Esta semana se está celebrando el Salón Internacional del automóvil en Detroit. Con frío que pela, la comisión organizadora ha decidido que el año que viene se celebrará en junio. También lo han hecho con la idea de atraer más marcas europeas.
El resultado de dicha convención: el sedán desaparece. Solo queda el Toyota Corolla que todavía vende. El que no quiera Corolla, y dado que los precios de la gasolina están tirados, a subirse a un SUV, una especie de deportivo y utilitario. Y si se prefiere algo de mayor altura, una furgoneta de caja abierta, que también está en todo su esplendor.
En cuanto a los trabajadores de las factorías donde se fabrican los utilitarios, a largarlos, que con las que queden ya se apañarán los magnates de dicha industria. Ahora toca recoger los beneficios de la histeria pública.
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