
Mientras unos le dan la vuelta y vuelta al filetazo, otros charlan. De vez en cuando, interrumpen la conversación para darle un sorbo a la cuarta cerveza. Los más juguetones tiran sacas de arena sobre una plataforma de madera con un agujero por el que han de intentar colar la bolsa.
Si se les preguntara a qué hora deberían guardar mañana un minuto de silencio para honrar las vidas entregadas seguramente no lo sabrían. A las tres. Los partidos de las grandes ligas de béisbol se congelarán durante un minuto, y los trenes sacarán el aire de sus silbatos. El Empire State y la Estatua de la Libertad también se les unirán con la NASA. La lista es larga. En el 2000 se aprobó el minuto, aunque el homenaje a los caídos surge a finales de la Guerra Civil. En 1966 el gobierno estadounidense declaró a la localidad de Waterloo, en Nueva York, el lugar de nacimiento de dicha celebración.
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